martes, 26 de mayo de 2009

Del mejor libro a la peor adaptación


Harry Potter y el prisionero de Azkabán constituye la tercera entrega de la serie Harry Potter, de J.K.Rowling. Fue publicado en 1999 y es, para muchos fans -entre los cuales me incluyo-, el mejor libro de la saga.
Ello se debe a que se trata del libro más divertido de los siete y, a la vez, del más intrigante y original. Harry ya no es un niño y debe enfrentarse a un terrible asesino fugado de la prisión de Azkabán. Un alto grado de misterio rodea la historia. Además, aparecen multitud de nuevos personajes que serán cruciales para la saga.
El libro fue llevado al cine en 2004 de la mano del director mexicano Alfonso Cuarón, quien dio una perspectiva completamente distinta a la de Chris Columbus, director de las dos primeras entregas. Cuarón potencia el lado adolescente de los personajes destacando, entre otros detalles, su cambio de vestuario (las túnicas pasan a ropa de marca). Cambios como estos atentan, en mi opinión, contra el espíritu de la saga.
El insuperable John Williams sigue al mando de la banda sonora y Steven Kloves se mantiene como guionista. Sin embargo, ambos se adaptan al estilo de Cuarón.
Entre los nuevos rostros del reparto destacan Emma Thompson como la graciosa profesora de adivinación, Gary Oldman, como el misterioso padrino de Harry, David Thewlis como el nuevo profesor de defensa contra las artes oscuras, y Michael Gambon, en sustitución del fallecido Richard Harris. Si sumamos estos actores a los de las anteriores entregas, nos encontramos con uno de los repartos británicos más espectaculares de los últimos tiempos.
Personalmente, creo que la obra de Cuarón es una buena película -tal y como muestran sus merecidas nominaciones a los Oscar por la BSO y los efectos especiales-, pero que hay determinados fallos y escenas más que estúpidas que nunca debieron ver la luz del día.

viernes, 22 de mayo de 2009

El último dragón sin fuerza


Eragon es el primer libro de la saga El Legado, del joven escritor californiano Christopher Paolini. Al igual que muchos otros libros, trata la historia del último dragón, a la que Paolini da una nueva visión perfecta para el público juvenil.
Pese al éxito, la novela ha sido muy criticada. Y con razón: los personajes y las situaciones parecen una mezcla simplona de El Señor de los Anillos y Star Wars. Resulta curioso que un libro con tal falta de originalidad triunfe, pero lo cierto es que yo mismo acabo de comprarme el tercer libro, Brisingr, con lo que está claro que la saga no carece de interés por completo, pues deja por detrás a la mayoría de libros que han visto la luz en los últimos años referentes a magia, dragones y demás.
Ante la película, mi opinión es diferente. Ésta vio la luz a finales del 2007 y haría falta una vida entera para señalar sus fallos.
De entrada, si lo normal en una historia es contar con un planteamiento breve, un nudo extenso y una conclusión intensa, Eragon sería la excepción que confirma la regla: el planteamiento recorre media película, el nudo es prácticamente inexistente y la conclusión carece de emoción.
Por alguna razón, Stefen Fangmeier, director del film, decidió dejar de lado la mayoría de las escenas para aburrir con aquéllas por las que se decantó. El resultado no puede ser peor: las escenas se suceden sin sentido ni nexo de unión.
Sólo la fotografía se salva entre un equipo cuya contratación resulta inadmisible ante una película preparada para triunfar: los efectos especiales son pésimos (destacando la espantosa dragona), y tanto maquillaje como vestuario recuerdan a telefilm barato. Entre los poco conocidos actores destaca tan sólo Jeremy Irons (Oscar por El misterio Von Bullow) mientras que el inexperto Ed Speleers, elegido pare encarnar al protagonista, decepciona enormemente.
La conclusión de todo esto es clara: un libro como Eragon, si bien nunca será elogiado por los críticos, sí puede entretener a miles de lectores. A la hora de llevar al cine un libro de éxito debe invertirse dinero suficiente para ser fiel al libro y sacar máximo partido, ya que de lo contrario el resultado será un fiasco, así como una piedra en el zapato de la novela.

lunes, 11 de mayo de 2009

Narnia se oscurece

Con un equipo similar al de El león, la bruja y el armario, llegó en 2008 a los cines la segunda parte de la heptología Las Crónicas de Narnia, de C.S.Lewis. Se trata de El príncipe Caspian.
Aunque, según orden cronológico, se trata de la cuarta parte, los productores decidieron llevar al cine sólo aquéllos volúmenes que contaran con los hermanos Pevensie (encarnados por los deliciosos William Moseley, Anna Popplewell, Skandar Keynes y Georgie Henley) como protagonistas. A éstos se une el personaje que da nombre al libro, interpretado por Ben Barnes.
Sin embargo, han pasado siglos desde que los hermanos Pevensie entraran en Narnia, y ahora las criaturas mágicas han perdido terreno frente a malvados humanos. En manos de Caspian y los niños queda que Narnia recupere su grandeza.
Andrew Adamson decidió darle un carácter más bélico y menos infantil, pero no dejó de lado la fantasía ni la magia narniana. El resultado es una película de aventuras perfecta para cualquier amante del género, posea éste la edad que posea.